La audiencia contra el teniente coronel del Ejército, Óscar Amado Pinzón, señalado de integrar una red que traficaba armas y municiones ha sacado a la luz cómo operaba el supuesto entramado en la que presuntamente el oficial era uno de los líderes.
Según el ente acusador, la red comercializó las armas y municiones a guerrilleros que pertenecían al frente de guerra Darío de Jesús Ramírez Restrepo, del Eln, que tiene arraigo en la jurisdicción en el sur deBolívar. Estos detalles quedaron al descubierto cuando arrancaron las investigaciones tras el atentado a la Estación de Policía del barrio San José, en Barranquilla, perpetrado por esa guerrilla en enero de 2018.
“Con ocasión del atentado en Barranquilla, perpetrado por el Eln, se realizaron una serie de búsqueda de elementos materiales y para 2020 se obtuvo información, por parte de unas personas, que les vendían armas a este grupo subversivo es por ello se ordenó una interceptación”, indicó el fiscal en medio de la audiencia que se celebró la tarde del viernes.
Las indagaciones determinó que la red se extendió por Barranquilla, Cali, Bogotá y Tolima.
Uno de los golpe certeros de las investigaciones se dieron el 4 de noviembre de 2020, cuando el Gaula incautó 14.837 cartuchos calibre 5.56 y un proveedor metálico, en Melgar (Tolima), los cuales eran transportados en un vehículo de una empresa de mensajería que tenía como destino final Cali.
Ese armamento debió ser destruido en la Escuela de Entrenamiento y Reentrenamiento Táctico del Ejército, en el que el Amado Pinzón fungía como director, pero “eso se hizo solo en papeles”.
Esas acciones conllevó a que la Inspección General del Ejército interviniera y realizara un informe en el que hizo unos hallazgos “gravísimos” y descubrió que estaban incurriendo en tráfico de material de guerra.
Almacenado
Antes de que el arsenal fuese incautado, las autoridades se percatan que había sido almacenado durante varios días en una habitación en Melgar que había sido alquilada por el coronel junto a otras personas.
“Fue un arriendo que se hizo informal, no entregaron ninguna clase de documentación que soportara el contrato que se estaba realizando. Se hizo un álbum fotográfico con estas dos personas (el coronel y un sargento) y estas fueron reconocidas por el arrendatario”, explicó el fiscal.
Esta red, al parecer, no solo vendía armas, sino también drogas, específicamente marihuana.
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